Viejos se aprovechan de mi borrachera

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Viejos se aprovechan de mi borracheraAunque muy joven, era bastante guarrilla. Era bastante popular con los chicos que estudiaban en el mismo Centro que yo porque me gsutaba montármelo con ellos. Disfrutaba mucho del sexo y era bastnate caliente, por lo que me tenían por una “facilona” aunque no me desgradaba porque yo iba a lo mío, a disfrutar y a lo demás, que les den.Como una buena zorrita que era, me divertía mucho calentar los tíos, sobre todo los que eran mucho mayores que y o, aquellos que me miraban porque estaba muyi buena, a sabiendas que no me tendrían ni siquiera me rozarían y notaba como el bulto de los pantalones, se hacía bastante evidente.Sí, era una autentica cachonda mental… bueno, una cachonda, cachonda pero una vez, me pasé y me vi envuelta en una historia que resultó desagradable pero no pude controlar y las cosas se pasarde madre.Era verano y llevaba un vestido de algodón blanco, ligero y fresco, sin tirantes y, aunque me llegaba casi a los pies, era muy sexy porque me marcaba toda mi figura, bueno y porque además, no me gustaba usar ropa interior.Entré enuna cocktelería y con el calor, le dia las copitas un poco más de la cuenta. Yo estaba sentada en la barra, en un taburete pegado a la pared, donde appoyaba la espalda. Unos pasos más allá, había un grupo de tíos de entre 50-60 años, unos cuatro o cinco, (no soy capaz de recordar con exactitud) que reían y bebían. Uno de ellos, accidentalmente, cruzó su mirada con la mía y empecé a coquetear “inocentemente” ya sabéis, sonrisas y tal, tocarme el pelo… Teenía una preciosa melena castaña muy larga y cuidada y sabía que eso a los tíos les gustaba bastante.El hombre se me acercó y me invitó. Acepté ¿Cómonegarme a beber de gratis? y se reía bobaliconamente, mientras se le caía literalmente la casino şirketleri baba mirando mi escote. No recuerdo bien como pero los amiguetes, se unieron a nosotros y allí estaba yo, rodeada de los vejestorios que descaradamente me manoseaban. Reconozco que me dejé un poco ir porque la verdad, había bebido tanto copazo que estaba algo salidorra y, digamos, que, “me dejé querer”La cosa, fue desbarrando poco a poco. El más viejo y salido de todos, dobló mi vestido por arriba, dejando al aire mis tetas. Eran redonditas de jovencita, de esas que gustan tanto a los viejos verdes como aquellos. El tío suavemente, pasó la palma de sus manos por mis pezones y estos respondieron poniéndose tan tiesos que jamás los había notado así. Me dolían de lo duros que estaban y el muy cerdo, me sobeteó las tetas a su antojo mientras los “coleguitas” ya me tocaban sin ningún decoro.Como yo estaba en el rincón, no fue difícil esconderme en torno a ellos, formando una especie de círculo, del que yo era la artista principal y objeto de sus más oscuros deseos de pervertidos babosos.Me metieron la mano por la falda. Era la suficientemente larga para que nadie se percatase de lo que estaba sucediendo. Ellos reían y reían y yo, bueno, estaba seria pero, al notar el pulgar que frotaba mi pequeño clítoris, éste estalló en jugos y mi coño, empezó a palpitar inexplicablemente. Lo reconozco, nunca me había puesto tan caliente con nadie y, aunque los tíos me eran bastante repugnantes, yo estaba empezando a gozar con el toqueteo.Hacia mis manos, vinieron pollas. De todos los tamaños, más pequeñas, más grandes …. El tío que me tocaba el chochito, me subió la falda y me la metió sin contemplaciones. Gemí un pequeño “Ainsh” al notarla dentro. Era una polla inmensa y me dolía cuando me casino firmalari empaló. Se quedó quieto y parado… Otro me besó con su lengua llena de babas, apretando mi cabeza contra la pared cuando intenté resistirme y comenzó la locura porque el que me la h abía metido, comenzó suavemente a bombear. A cada embestida, mi chochito se regaba tanto, que, llegué que el tío se había corrido dentro de mi pero no, él seguía dándome y del gusto que le daba, tenía los ojos en blanco, la boca semiabierta y un hilillo de babas le recorría la comisura de los labios. Era dantesco pero yo, nada podía hacer.Aquel ser, me follaba como si no hubiera un mañana y yo, sentí que mi cuerpo se rompía de pronto por entre sus empujones: me estaba corriendo y era la primera vez que eso me sucedía. Me sentí sucia, vejada, humillada y follada terriblemente por un tío que, ni en sueños se habría acercado a mí.Se me tiró encima jadeando con todo su peso y me lamía las tetas, me las devoraba. ¡Qué asco todo! El muy cerdo, se corrió y me dejó toda su lefa de regalo en mi maltrecho coño que lo tenía dolorido por las embestidas y, por qué no admitirlo, aquel orgasmo asqueroso que me había poseído por completo.Perdí un poco el norte. Vino el siguiente a mi entrepierna y con solo rozarme la puntita contra mi super mojada raja, se fué por la patilla y me dejó su leche en los pelillos del coño pero ahí no acabaría todo porque el cabrón intentaba en vano meterla flácida, golpeándome el coño con ella, que, estaba muy morcillona, medio empalmada y medio no. Aún así, consiguió meterla un poco pero enseguida se le bajó, lo que agradecí.Noté entonces, una pollita bastante pequeña peor muy gordita. Notaba que me abría del todo pero el tío no era capaz de moverse mientras susurraba que si se movía güvenilir casino un poco, se correría y quería disfrutar más. Mientras masajeaba pollas con la mano suavemente, el tío casi convulsionaba mientras me dejaba “su regalito” caliente entre mis muslos.El taburete, estaba totalmente empapado. Los líquidos me corrían por los muslos hacia las rodillas. Intentaba decirles que parasen, pero era inútil, de modo, que, lo mejor que hice fue dejarme hacer hasta que los tíos desfogaran conmigo.Luego me ocurrió algo horrible. El más salido, que era el que me había follado el primero, volvía a estar empalmado. Se sentó en un taburete y, con la p ola tiesa, indicó a sus amigos que me sentará ahí, pero, sin esperarlo, me abrieron el culo y aquella verga entró en mi ano como una tea ardiendo. El dolor era insoportable y, cuando iba a gritar, una lengua se me metió en la boca para impedirlo.El bar estaba lleno de gente y no nos prestaban la mínima atención. Mi tortura se hizo eterna. Sentada encima de aquel monstruoso cacho de carne, los compinches, me abrieron las piernas y el de la polla morcillona, que había empalmado, me la metió en el coño. Sí, me hicieron un puto “sanwich” y, el de la polla gorda, que me la tenía en el culo, no se le aflojaba, por lo que los demás me follaban el coño. Noté,pasado una eternidad, aflojarse poco a poco, la polla del culo, que se desinfló, regándome de nuevo con su leche. Estos tíos, se habían vuelto locos y por fin, todos se satisfacieron, aunque aún tube que agacharme para beberme la agria regada de alguno que otro que no lo había conseguido follándome.Cuando acabaron conmigo, me levanté como pude. Me subí el escote para taparme las tetas que estaban pegajosas de babas, sudor, semen, bebida derramada… y salí corriendo mientras notaba los chorros caerme por los agujeros abajo. No tenía claro si la culpa había sido mía, o, si había sido una violación porque al final, había sido yo, la que había comenzado con la tontería, a poner cachondo al personal.Llloré de dolor, de asco y de guarra.

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